El Señor es Dios celoso, lleno de ira y venganza. ¡Él toma venganza de todos los que se le oponen y persiste en su furia contra sus enemigos! (Nahum 1:2)
Ya no podemos mirar las noticias sin sacudir la cabeza de rabia ante la injusticia que vemos por todas partes. Tráfico sexual en nuestras propias ciudades, asesinatos en serie, atropellos mortales, violaciones en grupo y violencia en otros países, todo sin resolver y sin castigo.
Gobiernos corruptos acaparan y ocultan suministros que se necesitan desesperadamente, mientras decenas de miles de personas sufren sin agua potable ni electricidad.
Clamamos justicia y nos preguntamos por qué tarda tanto en llegar o por qué nunca llega. Nos preguntamos dónde está Dios en todo esto. Muchas personas dudan de su amor, de su misericordia, de su justicia, incluso de su existencia, por su aparente inactividad.
Dios ES misericordioso. Él sufre mucho y es paciente. Él no guarda ningún registro de agravios, para los redimidos por la sangre del Cordero. Él llama a todos, EN TODAS PARTES, a arrepentirse, a volverse a Él, a simplemente mirar hacia arriba y ver el símbolo del sufrimiento levantado en un madero. Es Su bondad la que nos lleva al arrepentimiento. Él no es indolente en Su Justicia, como algunos consideran indolencia, sino que es sufrido, deseando que Todos vengan a Él y sean salvados.
Sin embargo, Él es justo. Viene un día en que Él será el Vengador, cuando derramará Su ira, con toda su fuerza, sin diluir, sobre sus enemigos.
Dios nos da Su Espíritu, y ese Espíritu da fruto en nosotros, fruto de amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y autocontrol. Estas cualidades nos llaman a poner la venganza en Sus manos, y darnos cuenta de que Él pagará.
Así que, cuando veamos la injusticia en las noticias, necesitamos recordar que no conocemos toda la historia. No sabemos si el traficante de drogas dará un giro a su vida en la cárcel y fundará un Centro Esperanza. No sabemos si el conductor ebrio que mató a esa familia se convertirá a Cristo mientras está en la cárcel, y Dios lo usará para alcanzar a otros atrapados en la adicción. No sabemos si Dios le está dando tiempo al malvado para convertirse. No lo sabemos. Pero Dios sí.
Dios está escribiendo una historia, una asombrosa historia de redención, de amor, de perdón, en nuestras vidas y en las vidas de incontables miles de millones a nuestro alrededor. Y sí, también de terrible venganza en un día aún por venir.
Oremos
Abba Padre, Tú conoces todas nuestras historias, aún no escritas. Tú eres misericordia, gracia y perdón, pero también eres verdad, justicia y santidad. Ayúdame a liberar el deseo de venganza, y a recordar que no veo el cuadro completo. Ayúdame Señor, hoy, a mostrar Tu perdón, misericordia y gracia a alguien que me ha hecho daño, y recordar que Tú eres el Vengador, no yo. Amén.
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