Antes de todas las cosas - Nombres de Dios #26

Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten. (Colosenses 1:17)

La iglesia de la ciudad de Colosas era conocida por ser una iglesia que empezó bien, creciendo en la fe. Pero la iglesia había sido infiltrada por aquellos que trataron de agobiarlos bajo leyes que los gentiles nunca fueron requeridos a guardar, sonando más sabios y más fundamentados que los simples creyentes allí. Leyes de dieta y comportamiento, ni tocar ni probar. Algunos de estos falsos maestros habían comenzado a sembrar semillas de duda en la suficiencia de Cristo, y esto provocó una carta del apóstol Pablo. Pablo animó a los miembros en su fe, comenzando con un poderoso recordatorio de quién es realmente Jesús. Y cualquier definición de Él tiene que empezar por el principio. Porque Cristo ya era antes.

Jesús mismo lo dejó claro en una discusión con los fariseos, cuando declaró, antes que Abraham FUESE, YO SOY. Este 'cambio de tiempo' en forma escrita es un error gramatical, tendría que haber dicho “yo era”, pero Jesús no estaba cometiendo un error cuando afirmó el nombre definitivo de Dios, y los fariseos no podían haber confundido Su significado. Por eso cogieron inmediatamente algunas piedras para "acabar con Él". Si tú, o yo, o cualquier otro, afirmáramos el "YO SOY", sería de sabios ignorar, como mínimo, o desacreditar, como máximo, cualquier cosa que tuvieran que decir.

Pero Jesús podía hacer esa afirmación. Lo demostró a través de los milagros que realizó. Lo demostró a través de las profecías que cumplió. Lo demostró a través de los testigos que lo vieron resucitado de entre los muertos. Y el Espíritu testifica esta verdad aún hoy en nuestros corazones. Él existe por Sí mismo, no creado, la causa sin causa. Antes de todas las cosas, existía Dios. Y si interpretas que esto fue hace siete mil, o siete mil millones de años, poco importa comparado con tu confianza en la verdad del primer versículo de la Biblia, que, en el principio, Dios creó todo esto que vemos. Porque si no puedes pasar de la primera frase, ¿cómo puedes confiar en el resto del libro?

Así que, tanto si vives en Colosas como en Katmandú, ten fe en que Jesús es quien dijo ser.

Oremos

Jesús, gracias por tu regalo de vida eterna, por tu muerte en la cruz para pagar por mi pecado. Tú estabas antes del principio, y me conociste antes de que el mundo comenzara, conocías todos mis defectos, pero me amaste lo suficiente como para rescatarme, y poner mis pies en tierra firme. Amén.